En el mundo de los negocios existe una regla de oro; cuando se es mejor cliente, se da mejor servicio. Muy pocas empresas ofrecen el mismo trato a los clientes favoritos y al resto de sus compradores. Precisamente por ello, es necesario saber que en cualquier compañía, el precio que pagas es casi igual al servicio que obtienes.
¿Qué significa ser mejor cliente?
Muchos distribuidores y proveedores de restaurantes definen a sus clientes favoritos en base a la preferencia que tienen hacia sus productos. Sin embargo, esto no puede considerarse como algo absoluto. Usualmente, las empresas también dan preferencia a aquellos consumidores que realizan grandes inversiones para sus negocios. Es decir a las que compran más aunque solo lo hagan en una ocasión o en muy pocas.
Esto no se debe simplemente al factor dinero, sino que también se busca premiar algo que distingue a estos compradores de los otros; su fidelidad a la marca.
El precio siempre considera la atención posterior a la compra.
Como se dijo, cuando se es mejor cliente, siempre se obtiene mejor servicio. Esta regla casi absoluta no es nueva y curiosamente se puede comparar con otra que también suele utilizarse constantemente en el lenguaje popular de las empresas ¿Cuál? Aquella que nos dice que lo barato sale caro.
Evidentemente, el sector restaurantero no podía quedar fuera de estas reglas. Es común que las consecuencias se paguen tarde o temprano cuando se obtiene un producto o un servicio muy barato en la industria gastronómica.
Usualmente, las deficiencias o la falta de atención de algunos de los proveedores del sector restaurantero con sus productos, provocan gastos innecesarios o problemas operativos que terminan provocando pérdidas mucho mayores a los ahorros que se buscaban.
Un buen servicio siempre respalda a un buen producto
Tener preferencia hacía un proveedor o distribuidor siempre significará un mejor servicio. No obstante, también se tienen que considerar las características del producto antes de que este se adquiera, ¿Qué significa esto? Sencillamente que no es lo mismo realizar la compra de una licuadora a la de un refrigerador o la de una cocina industrial completa.
Es claro que con el refrigerador y las cocinas será necesario un servicio de transporte, mientras que con herramientas más pequeñas (como la licuadora) no será necesario esto. Este punto resulta muy importante cuando se busca obtener productos del sector gastronómico, ya que si se consideran los servicios y beneficios que se dan, se puede llegar a hacer una elección que beneficie al consumidor a largo plazo.
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